Libros

Joaquín Carbonell nació lector. Bueno, no es tan cierto, pero casi. El primer libro que recuerda haber leído es Corazón, de Edmundo D’Amicis, ejemplar que le regaló su padre a la edad de seis o siete años y que, al igual que ha ocurrido con miles de niños de otras latitudes, logró impactarle. Esta historia de los Apeninos a los Andes, que más tarde vimos encarnada en la TV por Marco, fue libro de iniciación de Joaquín. A partir de ahí leyó todo cuanto caía en sus manos, que no era mucho. Leer en un pueblo no sólo es una proeza, es un detalle de mal gusto, similar al efecto que causaba Valdano en Amancio. Joaquín leía tebeos especialmente. Tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín, de El Coyote, El Jabato, El Cachorro (¡cielos qué ciclo!), tebeos de Superman, tebeos de El TBO, en fin, miles de tebeos. Detrás de un niño lector de tebeos (es tan feo eso de cómics) hay un gran lector. De novela, de poesía, de tebeos. Y a veces un escritor.


2015 — El artista














1987 — Misas separadas