Agarrado a la tierra

Agarrado a la tierra

Nunca tuvo sombrero de copa
ni tampoco lo necesitó,
cada noche duerme en una casa
que del pueblo es el amo y señor;
se tutea con todos los perros
que perrean tumbados al sol,
inventó una técnica aguda
pa’ matar la pulga que invade el colchón,
inventó una técnica aguda
pa’ matar la pulga sin darle dolor.

Poco a poco se fueron marchando
sin apenas dejarse notar
y una tarde de agosto serrana
se decía solo en el lugar:

“Yo me quedo agarrado a la tierra,
que la tierra no me ha de dejar,
ya no pago ni agua ni luces,
ni el domingo el cura me va a confesar,
que no venga nadie de corbata,
la contribución no la pienso pagar”.

A la entrada ha puesto un letrero
para todo el que va por allí:
“aquí yacen las ruinas de un pueblo
que cuatro granujas dejaron morir”.

Y en aquellos perdidos rincones
donde el hombre dejó de pisar
se resuelven las meditaciones
del viejo Robinson singular.
“Yo me quedo agarrado a la tierra
que la tierra no me ha de dejar,
que no vengan aquí señoritos
por pasar el rato y sentarse a mirar,
el que quiera pisar esta tierra
que coja una azada y se ponga a cavar”.

(Letra y música: Joaquín Carbonell)

 

Esta canción no es una canción exótica; es un homenaje a esa gente real que han preferido quedarse solos y aislados en sus raíces a compartir un multitudinario vacío en la ciudad.


SEMILLAS (1978)